By: Ana Luisa Radke
Translated by Ashlei Nunez
¿Alguna vez has sentido que tu vida no va a empezar hasta que los días se vuelvan largos o cuando puedas usar shorts todos los días? Sentirse malhumorado o depresivo no es algo raro. Aunque no sea abiertamente discutido, el trastorno afectivo estacional, conocido por su abreviación en inglés SAD, es una depresión debida al cambio de estaciones. Usualmente, se siente esto en los meses más fríos, empezando con el otoño y solo yéndose cuando la temperatura empieza a subir de vuelta. La primavera y el verano son los mejores meses para las personas afectadas por SAD. La temperatura cálida y los largos días los hacen sentir mucho más calmados, mientras los días fríos y nublados hacen lo opuesto. “Creo que la depresión estacional me ha afectado de varias maneras, como sentirme mal en el invierno por no ver el sol. Pasar tiempo al sol me hace más feliz,” dice Purva Thoka (‘26). “Definitivamente me siento más cansada y menos motivada cuando hace frío y está oscuro”, dice Miranda Luna (‘25). Los que tienen SAD son más probables a aislarse cuando hace frío para escapar del frío.
La falta de interacciones sociales o la idea de salir y no ver gente en las calles puede causar pánico. Aparte de eso, SAD puede llegar a afectar las habilidades de uno, especialmente en el trabajo y la escuela. SAD no es discutido lo suficiente, y muchos que lo tienen ni saben lo que están sintiendo. Dándole atención a este problema puede ayudar a los demás entender cómo afecta SAD a ciertas personas y simpatizar con ellos. “Creo que la gente debería ser más consciente sobre el trastorno afectivo estacional. Es mucho más común de lo que parece! Compartir más información sobre esto puede ayudar a contrarrestar el estigma que hay en la salud mental,” dice Nicola Andrzejewski (‘23).
Muchos llaman este sentimiento “las tristezas del invierno” y no aceptan que es una forma de depresión comprobada; puede parecer un poco chistoso deprimirse por la temperatura, pero esto no es excusa para ignorarlo. SAD es un problema verdadero que necesita ser tratado adecuadamente antes de que se convierta en algo más serio.
Algunos síntomas de SAD son dormir demasiado, cambios en el apetito, aumento de peso, cansancio, poca energía, pérdida de interés en las actividades que antes disfrutaba y sentirse desesperanzado, inútil o culpable. Cuando estos síntomas se vuelven repetitivos, debería ser consultado con un profesional.